jueves, 11 de mayo de 2017

Himno a la Ribera

Al devenir de la historia
se me viene a la memoria...
Hablar del pasado aquel
que en las tierras de Fidel
nace la incipiente aldea.

Aunque usted no lo crea
eso que sucedió fue
antes que la inmaculada
no tenia ni una posada.

Y antes que en sus callejones
donde Emilio y Chico Sonto
se dieron de pescozones
no se podía transitar.

Y parecía un valladar
sus aguas y sus barriales.
Las carretas de los Chaves
se iban hasta los parales.

Vinieron tiempos mejores
y del pueblo en sus albores.

En las tardes veraniegas
viendo ese color bronce
mientras Cuyo deleitaba
cantándonos misa de once.

O con algún son de marimba
Pedro Guaco dando brincos
alegraba los domingos
los visitantes de entonces 
y en las fiestas patronales
se armaba la algarabía.

Al acorde de la marimba 
tocada con maestría
por los Guacos y Juan Campos.

Sentándonos en los bancos
saboreábamos tamales
servidos por Doña Carmen
la reina de la cocina.

Que con Anita y con Tina
del comer hacían delicias.

Y faltaban más albricias
en el juego de veteranos
donde el viejo Licho Campos
 con pañuelo en la cabeza
demostraba su destreza
a los muchachos de entonces.

Dirigidos por Chapupa
del banco la novedad.

Llego la modernidad
y se fueron las costumbres
vivimos bajo techumbres
de artesonados barrocos.

De la historia quedan pocos
pero quiero recordar
dedicando con amor
a mostrar el esplendor
de una forma muy somera
de esta señorial Ribera.

Autor
Alejandro Oviedo González

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