Autor Danilo Pérez Zumbado
Todos volvemos a la tierra. Y muchos guardábamos la esperanza de que Dionisio todavía no regresara. Pero lo hizo. Una parcela de tierra recibirá sus huesos, sus cenizas, sin embargo, sabemos que su vida y obra demandan, como sitial, el extenso territorio de la patria. La recorrió de parte a parte con su guitarra de justicia y su melena de libertad. ¿Dónde lo encontramos? Aquí y allá.
Resaltó el aporte cultural, artístico y ético de seres como Fabián Dobles, Carmen Lira y su querida Emilia Prieto. Acompañó movimientos sociales y políticos defensores de causas populares, la soberanía nacional y tuvo a Juanito Mora Porras como símbolo e inspiración permanente. Compartió su voz y creación para respaldar la acción de hombres y mujeres comprometidos con la justicia y libertad de los pueblos. Mis palabras son cortas. Ya otros y otras, escribieron, escriben y escribirán sobre este ser humano excepcional.
No compartí muchas veces con él. Empero, las veces que así ocurrió me dejaron siempre el sentimiento y certeza que lo conocía desde lejanos tiempos y podía contar con su solidaridad como si fuésemos amigos de la infancia.
Cuando la Asociación Cultural El Guapinol organizó por primera vez el Festival Fabián Dobles Rodríguez, nos pareció que su presencia y canto serían un gran aliciente para arrancar tan relevante tradición. Alguien me informó luego que lo había localizado y estaba de vacaciones en la playa. Pensé, en aquel momento, que no vendría pues estaba en su derecho de descansar como todo ser humano. La noche de la actividad, casi al filo del inicio, entró de manera intempestiva y dijo: “Pucha, casi no llego a tiempo, vieran como estaba el tránsito”. Y cantó, entre otras, la canción en homenaje a Fabián Dobles.
Canción que cada vez que recordamos nos trae inexorablemente su presencia poderosa, limpia y comprometida con los mejores valores humanos y de la patria. En muchas oportunidades estuvo con nosotros como así lo repiten ahora cientos y miles de costarricenses.
Nos embarga, me embarga la pena de su partida. Qué más puedo decir. Sólo estas palabras: “Dionisio quisiera que hubieses permanecido más tiempo entre nosotros. Queda, sin embargo, tu ejemplo, tu obra y, sobre todo, tu viva presencia que trascenderá los años y ha de ser, sin lugar a duda, motivación y desafío para las nuevas generaciones. Viaja con tu guitarra y melena a cultivar nuevos mundos.
Gracias.” Mis sentimientos de condolencia a sus familiares y para quienes sienten su partida como la partida de un hermano.
